A pesar de que Alemania no es comúnmente asociado a altos niveles de corrupción, no existe ningún país del mundo que esté libre de este flagelo. Pese a que Alemania tradicionalmente ha logrado una alta puntuación el en índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional (en 2018 obtuvo el puesto 11 entre 180), el país ha sido frecuentemente mencionado en los medios de comunicación en relación con escándalos de corrupción a gran escala.

Alemania es un país acaudalado con condiciones comparativamente buenas para contrarrestar la corrupción: tiene un sistema político estable, instituciones políticas fuertes y eficientes, los derechos civiles son fuertemente protegidos; y el Estado de Derecho proporciona una red estable para aquellos miembros de la sociedad que necesiten apoyo en términos financieros, sociales o relacionados con la salud. Alemania tiene el cuarto PIB más alto después de los EEUU, Japón y China, y usualmente alcanza puntajes altos en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Pese al hecho de que es un país exportador, Alemania está enfrentada a particulares riesgos relacionados con la corrupción. Comparaciones globales muestran que el país tiene uno de los más altos niveles de enjuiciamiento a nivel mundial frente a la corrupción transnacional.

Aparte de estos aspectos positivos, la sensibilización continúa siendo un proceso en marcha. Por ejemplo, hasta los años noventa, los sobornos pagados a funcionarios públicos extranjeros por parte de compañías alemanas eran deducibles de impuestos bajo el rubro de “gasto útil”. De hecho, sobornar a empleados de empresas extranjeras realmente no fue considerado ilegal sino hasta el año 2002. La Convención de la Naciones Unidas sobre Corrupción fue firmada en 2003, pero tomó once años antes de que fuera finalmente ratificada en 2014. Con un retraso tal en su ratificación, Alemania se convirtió en el Estado número 173 en firmarla, y fue el último de los Estados miembro de la Unión Europea en incorporarse.

Según el Barómetro Global de Corrupción de Transparencia Internacional, las áreas en Alemania percibidas como más afectadas por la corrupción son los partidos políticos y el sector privado, brevemente seguidos por los medios de comunicación, los cuales por primera vez obtuvieron un mejor puntaje que el sector público. Las áreas menos afectadas por la corrupción son el cuerpo judicial, la policía y el sistema educativo.

La oficina alemana de Alliance for Integrity, la cual también funge como sede de la iniciativa, está ubicada en Berlín. Desde esta sede – y en una colaboración cercana con todos los colegas en las oficinas locales de varios países – estamos en capacidad de gestionar y mejorar nuestra red, así como de organizar actividades tanto en Alemania como en el extranjero. Las empresas están cordialmente invitadas a hacerse partidarias y beneficiarse de nuestra red de actores/participantes interesados.